Oración por los Difuntos

Amado Padre celestial, hoy me acerco a Ti con un corazón humilde y lleno de amor para elevar una oración por aquellos que han partido de este mundo.

Señor, Tú eres el Dios de la vida y de la eternidad, el único que conoce el principio y el fin de nuestros días.

En Tu infinita misericordia, te pido que recibas en Tu reino a los que ya no están físicamente con nosotros, pero que viven eternamente en Tu presencia.

Padre amoroso, aunque sentimos la ausencia de nuestros seres queridos, encontramos consuelo en Tu promesa de vida eterna.

Tu Palabra nos dice en Juan 11:25-26: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás”.

Con esta certeza, encomiendo a nuestros hermanos y hermanas difuntos a Tu amorosa presencia. Dales descanso eterno, Señor, y que brille para ellos la luz perpetua.

Señor, Tú que eres fuente de toda paz, concede a los que han partido el descanso eterno. Que sus almas encuentren refugio en Tu misericordia y que puedan gozar de la gloria celestial.

Tu Palabra dice en Mateo 5:4: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación”.

Hoy, en medio de nuestro dolor, encontramos consuelo sabiendo que nuestros seres queridos están en Tus manos. Sabemos que en Tu reino no hay más sufrimiento ni dolor, sino gozo eterno.

Señor, el vacío que dejan aquellos que han partido es grande, pero más grande es Tu amor y Tu paz que nos sostienen en estos momentos de duelo.

Te pido que consueles a cada familia que llora la pérdida de un ser querido.

Tu Palabra dice en Salmo 34:18: “El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido”.

Abrázanos con Tu amor, fortalécenos con Tu gracia y ayúdanos a recordar que un día nos reuniremos en Tu presencia para nunca más separarnos.

Padre de misericordia, encomendamos a los difuntos a Tu infinita compasión. Si en su vida cometieron errores o fallaron, te pedimos que los purifiques con Tu gracia y les concedas el perdón.

Tu Palabra nos enseña en 1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad”.

Confiamos en que Tu amor es más grande que cualquier pecado y que Tu misericordia los cubre, llevándolos a la plenitud de Tu reino.

Señor, en este mundo todo es pasajero, pero en Ti encontramos la promesa de una vida que nunca termina. Ayúdanos a vivir con la certeza de que la muerte no es el final, sino el inicio de una nueva vida en Tu presencia.

Tu Palabra dice en Romanos 8:38-39: “Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús, nuestro Señor”.

Que esta verdad llene nuestro corazón de paz y esperanza.

Padre celestial, te damos gracias porque en Ti encontramos consuelo y esperanza.

Hoy elevamos esta oración con fe, creyendo que nuestros seres queridos están en Tu gloria, gozando de la paz eterna.

Que nuestro amor por ellos permanezca vivo en nuestro corazón y que, al recordar sus vidas, encontremos motivación para seguir adelante con esperanza y fe en Ti.

En el nombre de Jesús, Amén.

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